Escribir por ejemplo; "la noche está estrellada
y tiritan, azules, los astros a lo lejos"
y tiritan, azules, los astros a lo lejos"
Dejé de fumar hace ya casi 7 años. Después de mil intentos y sus correspondientes recaídas. Después de hacer listas de "contras" y un solo "pro", a saber, me gustaba fumar.
Daban igual los argumentos sobre el dinero, el olor, o las estadísticas sobre graves consecuencias en mi salud. El pro, pesaba más que los millones de contras ciertos, reales, palpables. Porque el tabaco ni aporta, ni ayuda, ni sirve para nada.
Hace poco me encendí un piti.
Plenamente consciente de lo que hacía y con el sonido de unas palabras todavía resonando en mi mente y escuchadas apenas cinco minutos antes donde alguien dijo con gran acierto "que hay que ser muy gilipollas para volver a fumar después de haberlo dejado" Pues sí. Me lie la manta a la cabeza. Supongo que es mi manera de darle forma a esa necesidad de tocar fondo en este momento.
Me fumé el cigarro más a gusto que "sandios". Me supo a gloria. Y esa es la verdadera trampa... mi cabeza empezó a valorar la posibilidad de volver a fumar, pero eso sí.... poco, o a ratos, o sólo por hoy, que de algo nos tenemos que morir... afortunadamente no me hice caso. Me fui de donde pensaba que podría reincidir y me aguanté las ganas. Al día siguiente me alegré de no haberme hecho caso, porque con el tabaco también hubiera vuelto la sensación de estar haciendo el gilipollas con algo que ni sirve para nada ni aporta ni ayuda dándome en la línea de flotación de la autoestima que últimamente ando mimando.
Vale, pues ahora donde dice tabaco lo sustituyes por "elamordemivida" que es de verdad lo que te quiero contar y no sé cómo. Que sí, que también. Lo sabía. Sabía que volvería a aparecer en mi vida la tentación, ese momento en que la cabeza te tira para allá y el cuerpo espera un "ven" para dejarlo todo. Por un rato, por un día. Total... no caí, normalicé su presencia. Respeto su adiós como un último acto de amor. Lo que sentí, lo que amé, lo guardo en un cofre como un bien precioso, porque lo es, porque ahí en el calor del cariño que di me reconozco y me encuentro.
Esta no es una historia triste o de melancolía. Al contrario, tocar fondo me ha lanzado a llegar al punto, al momento que tanto he deseado, de pensar, ahora sí, y por fin, sólo y exclusivamente en mí.
"Aunque éste sea el último dolor que ella me causa
y éstos los últimos versos que yo le escribo"
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Neruda)
y éstos los últimos versos que yo le escribo"
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Neruda)